4 sept 2011

Partida



Resulta que un día te rendís. Asumís que no tenés talento. Ni suerte. Ni paciencia. Descubrís que no importa cuánto apuestes, cúanto juegues. Los demás lo hacen con otro ritmo. Con otras reglas.


Así, rendida, emprendés el desafío de jugar todas las partidas sin jugarte nunca, en definitiva.

Te guardás el as en la manga, en la solapa, en la cama. Te levantás de la mesa, antes de retrucar. En voz baja. Aprendés que sólo tiene sentido jugar tus cartas para perderlas. La adrenalina es lo que valida la apuesta, el juego, el tiempo dispuesto.

Cuando asumís que podés perderlo todo, incluso antes de empezar, no hay derrota capaz de evitar que lo intentes. Y jugás, sólo jugás.
Te divertís, disfrutás, maniobrás, te reís aunque te de bronca. Aprendés a ganarle a la impotencia. Un juego perdido te energiza para iniciar el siguiente.

Pero sucede un día, aún cuando todavía no entendés bien cómo ni qué lo hizo posible, simplemente sucede. Un juego te vuelve plena. 
Usaste la misma estrategia, jugaste, como siempre, sin miedo. Pero te das cuenta que querés extenderlo, que no querés que termine. Tan segura estabas de tu juego, que elegiste al adversario más potente y te apasionaste con la partida.

Pero el juego te llevó más allá, dónde no creías posible llegar. Fue cuando tu agenda empezó a despejarse. Tu ex empezó a estorbarte. Y sus ojos empezaron a vulnerarte.

De repente, toda tu convicción acerca de tu incapacidad e inconveniencia para amar comienza a quebrarse.

Y no es que su piel te abrase, no es que sus ideas te conmuevan, no es que sus miedos atenten contra tu ego. Es la manera en la que te hace reír, lo que lo vuelve omnipotente.

Pero él ya no quiere jugar. Porque prefiere otro juego, porque se aburrió de éste o porque no quiere apostar. No importa cuál sea la causa, lo que es cierto, cruel, concreto, es que para él se agotó la partida. No quiere jugar más, ni siquiera entre las sábanas.

Jaque, mi reina. Perdió la cabeza. Vuelva a la caja. Llore, fuerte, y prepárese para una nueva partida.

"Siempre supe que mi nombre rima con pena" Cl,  ʚϊɞ

12 comentarios:

  1. Jaque Mate, fin del juego, las piezas se van del tablero donde todo era blanco y negro...aprender que tal vez la próxima el tiempo nos juegue a favor y que conviene tal vez enrocarse a una torre fuerte y sólida que perseguir al rey, que al final es una sombra que apenas mueve los pies y tiembla de miedo si no tiene a la Reina. Te adoro.

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  2. Wow, me dejaste sin palabras... que forma de describir algunos momentos de mi vida.
    besos linda

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  3. Como siempre, de lo mejor que leo. Las piezas se guardan porque el oponente no está a nuestra altura. Muchas veces la humildad en estos juegos queda en segundo plano.

    Diego.

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  4. Para crecer hay que caminar, a veces los caminos separan y el secreto de todo esto es volverse a encontrar.

    Gracias por compartir tu genialidad!

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  5. ¡Inspirador!
    Lorena, suena a cosa buena.

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  6. Brillante!
    Brillante!
    Brillante!
    Nada más...

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  7. Nunca apuestes a menos, siempre a mas. Nunca tires un peon a la muerte porque es ese el que te puede hacer ganar una partida. Nunca juegues color, siempre hacelo a pleno.
    Me gusto mucho leerte de nuevo Lore.

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  8. Me encantó.
    Jugué, por mi parte, con la idea del sudor adrenalínico que produce el encuentro, la disputa. Eso que un día ya no aparece con alguien, pero que algún otro despierta y nos pone al medio de otra partida.

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  9. que hermoso leerte, asi, en plenitud

    el final me trajo a la memoria una cancion de Serrat, el amor no es literatura si no puede escribirse en la piel

    vivimos de nuestros fracasos. aprendemos de ellos, nos sirven de trampolin
    lo importante del caso, es que subio de categoria sin resignar su juego

    beso

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  10. La mayoría de las veces, como para zambullirme en la cantidad de subjetivaciones que viven en los textos arranco la conversación con un "... y qué se yo".
    En este caso, o creo que en todos los casos, cuando leo y cuando escucho intento subrayar las palabras como para después pensarlas a modo de hipertexto.

    Por lo menos a mi me funciona como para intentar entender algo. Con
    los textos para como con los cuadros, las canciones y todo eso: uno lo hace suyo de su forma y lo acomoda a su ser de la manera que lo entiende. No se si "entiende" es la palabra, pero la use.

    El otro día pensaba en eso de jugar, esos juegos que están buenos hasta que a uno le pasa lo que te pasó a vos.

    Bah, lo que nos pasó a muchos, desde los dos lados. En mi caso, pasé, por ejemplo, de ir al baño pensando en que ella podía llegar a golpear la puerta e irse sin que atienda; a inventar escenas de neorealismo italiano para no aparecer en tales o cuales momentos.

    Sin demasiadas metáforas terminar desnudos o a medias era una parte del juego sin que todas las veces sea el final o la razón del asunto.

    Como para robar una frase mal y pronto, eso a lo Jorge Drexler (?) le dice "amar la trama igual que al desenlace".
    La trama es todo. El juego. El medirse. La piel. Todo eso, que un día es el principio del fin, cuando necesitas más que el placer y los orgasmos se vuelven tristes.

    Ahí es cuando se pudre todo. Cuando necesitas que ese abrazo signifique otra cosa.

    Pero bueno, como reincidente crónico y en algunos casos hasta militante de EL JUEGO, educado por los estructuralistas franceses, intento medir al triunfo y al fracaso del asunto con los mismos ánimos, para no lamentarme de la pena reinante ni tampoco yendo a la libreta a anotar el nombre de ninguna chica en mi lista de conquistas.

    De nuevo, qué se yo, es lo que me sale ahora, con la rigidez de tipear frente a la PC, pero que a veces parece que apenas sirve.

    Una lástima que te hayas retirado, las cosas que decís, no solamente en este texto me llevan a buscarte para jugar, pero bueno, insisto: qué se yo.

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  11. Hola, llegué desde el TW. Me encantó y, además, me vino bien. Volveré.

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"las palabras no valen sólo por su significado sino por el efecto que producen"
...Gracias...ʚϊɞ