Dicen que vivir cuesta una vida.
Que es preciso soñar
con la condición de confrontar
nuestra observación de ésos sueños con la realidad
para realizar escrupulosamente nuestra fantasía
y tomar, de una vez y para siempre, el cielo por asalto.
Que es preciso soñar
con la condición de confrontar
nuestra observación de ésos sueños con la realidad
para realizar escrupulosamente nuestra fantasía
y tomar, de una vez y para siempre, el cielo por asalto.
Las circunstancias que los obligaron a estar confinados en aquella casa, esa noche, los tres; eran realmente intrascendentes, porque lo que hizo la escena digna de ser inmortalizada, eran las historias encerradas en esos cuerpos que se reescribían, incómodamente, en simultáneo.
Habían nacido en diferentes latitudes de un territorio extenso. Uno venía del sur, de una playa despoblada. El otro era un tipo tranquilo, sobre todo teniendo en cuenta que provenía del corazón de una gran urbe. Ella en cambio, había nacido en las montañas del norte, donde un día de primavera coincidieron los tres. Se conocían hacía ya unos diez años y eso para quienes apenas pisan los treinta resultaba realmente mucho tiempo.
Ellos, aún contra sus principios, se habían vuelto rivales. Intelectual, laboral y hasta sexualmente habían competido en algunas oportunidades, pero la contienda era tan explicita y honorada, que además de respetarse habían aprendido a quererse.
Ella les amaba. A uno porque era su amigo y confidente. Y al otro por ser el hombre de quien se había enamorado más de una vez.
Por eso el peligro real en aquella casa, blindada y vigilada, era que estallara pero desde sus entrañas.
Las primeras horas las destinaron a organizar el confinamiento, distribuyeron tareas, eligieron la música y un menú para la cena. Con extrema voluntad, dos de ellos se dispusieron a cocinar mientras el tercero abrió un vino que les embriagó tan sólo con el aroma.
Cenaron sin sobresaltos, la franqueza y calidez de las charlas los fue introduciendo hacia el centro de sus historias. Y de sus miedos. Trascendiendo el claustro impuesto, destronando la tensión, develando una intimidad insospechada y cómplice.
La música era inspiradora y quizás fueron la risa de ella o el efecto prohibido de las sustancias consumidas lo que llevó sus ideas a una dimensión tan desconocida como etérea.
Sin saber muy bien cómo, llegaron a la sala de la luz violeta donde se vieron atrapados en una pantalla de tela que los proyectaba imágenes donde estaban juntos los tres, más jóvenes pero casi tan alegres.
La secuencia de las imágenes que veían proyectarse los transportó a tiempos y a lugares en los que jamás habían estado. Por eso se miraron sorprendidos e inquietos moviendo los ojos entre ellos y la pantalla.
En silencio, se hacían preguntas, reclamos y afirmaciones. Los cuerpos expresaban sin decir palabras, diálogos superpuestos. Ella hablaba alternadamente con uno y con otro, ellos disputaban nuevamente y entre los tres intentaban comprender lo que sucedía en aquel recinto y sobre todo saber de donde provenía la energía que dinamizaba aquella película que los proyectaba sin vergüenzas sobre la pared.
En silencio, se hacían preguntas, reclamos y afirmaciones. Los cuerpos expresaban sin decir palabras, diálogos superpuestos. Ella hablaba alternadamente con uno y con otro, ellos disputaban nuevamente y entre los tres intentaban comprender lo que sucedía en aquel recinto y sobre todo saber de donde provenía la energía que dinamizaba aquella película que los proyectaba sin vergüenzas sobre la pared.
Ella, quizás resignada, se sentó en el sofá que había frente a la pantalla y se dispuso a mirar y entenderse. Sus compañeros de encierro la secundaron con muchas dudas y buscando certezas.
En la pantalla se vio a sí misma sentada, en una silla alta, frente a ellos, riendo con picardía. Los miraba desafiante y seductora. Uno de ellos, el de espíritu decidido, se puso de pie y caminó hacia ella y la besó sin preámbulos apasionadamente. El otro, quizás vencido, se levantó de su silla y mirando el piso emprendió la retirada, pero la mano de ella lo tomó de ropa, a la altura del pecho, deteniéndolo con firmeza.
Atónito, la miró exigiendo respuestas y ella en un intento por dárselas, aunque todavía enredada en los brazos del otro, lo besó con paciencia.
Fueron necesarios apenas unos segundos para que esos tres desiguales cuerpos, se adecuaran con armonía al momento. Se besaron, se acariciaron y se desvistieron solidariamente, cooperando en la tarea de saciar el hambre animal que los devoraba.
Fueron necesarios apenas unos segundos para que esos tres desiguales cuerpos, se adecuaran con armonía al momento. Se besaron, se acariciaron y se desvistieron solidariamente, cooperando en la tarea de saciar el hambre animal que los devoraba.
Mientras tanto, los que estaban del otro lado de la pantalla, se vieron con asombro hacer todo aquello que no se permitían ni siquiera pronunciar, empezando a comprender el mecanismo de tan extraño fenómeno.
El hombre reflexivo, se acomodó en el sofá concentrándose en la proyección. Entonces, la mujer de la pantalla desenredándose de los brazos que la atrapaban lo tomó de la cintura, atrapando en su boca, su sexo, inmenso. Él, aquel del sofá, sonrió satisfecho.
Las lenguas se mezclaban con manos traviesas y sexos suplicantes pero complacientes. La pantalla radiada deseos contenidos, quizás por muchos siglos y prejuicios. Ella disfrutó viéndolos besarse, tocarse, complacerse. El de los hombros anchos, la cobijó en su pecho, le respiraba en la nuca mientras sus manos conducía, al otro, al de las ideas brillantes, a perderse en el centro de la femineidad que ella entregaba sin miedos rodeándolo con sus piernas, perfectas.
La física había sido desafiada como desafiadas fueron las creencias, proyectadas impunemente sobre la tela. El equilibrio sólo se rompió cuando explotó el placer y ella ya no fue capaz de contener los gritos, desconocidos para ellos, que la sabían decidida pero en otras artes de la guerra.
Nunca supieron quien se durmió primero, o si lo hicieron antes que sus clones fílmicos, pero se despertaron todos amontonados juntos en el sofá, cuando el sol de la mañana penetró con furia por la ventana.
Desorientados, se miraron los tres intentando encontrar en los rostros ajenos nuevas respuestas, pero la inquietud duró apenas instantes. Las explicaciones corrieron por cuenta de una voz conocida, castrense, proveniente desde la puerta:
-Ya pueden salir. La misión ha sido un éxito. Han resuelto todo aquello que les impedía desarrollarse. De prisa, que tienen mucho que hacer.-
Hermanita, tuvo de todo este relato. La verdad, me saco el sombrero, no me saco nada mas por que somos hermanos nomas jaja. Brillante, no me sorprende de vos.
ResponderEliminar@TelaLamo
Gracias a Ud por mostrar estos textos!
ResponderEliminarMe encantó, hoy que ha sido un día de silencios excepcionales, sus palabras resonaron, imponentes, desde los sentidos.
@aguardis1 Me encanto Lore hermoso relato
ResponderEliminarAtrapante de principio a fin.....Quiero la segunda parte!!! Besos Claris!
ResponderEliminarMe lo devore casi sin pestañear
ResponderEliminarEs increíble como en ciertas ocasiones las palabras deforman la comunicación más q aclararla
Excelente Lore, atrapante y emocionante como me tenes acostumbrada. Gracias por compartirlo. Vani
ResponderEliminarBrillante, atrapante, apasionante.
ResponderEliminarPocas veces me metí tanto en una historia como en esta...
Como siempre, un placer leerla!
Me encantó, el desarrollo es impecable y te lleva de narices hasta el final. Bien escrito,me dio gusto esperar a "mi momento" para leerte. Ahora quiero más. Abrazo.
ResponderEliminarLore,
ResponderEliminarBrillante historia, las palabras justas para recrear en nuestra mente lo que allí sucedía e imaginar cuanto de cierto o deseo hay en esa historia (no me lo cuente, quiero imaginarlo)
Mariano
Qué heavy amiga! excelente como siempre, tu escritura está virando hacia horizontes insospechados...si, una escritura rara, pensé en cortazar, en "las babas del diablo", ese cuento es un flash y senti gravitar algo del orden de lo siniestro pero q, como decis vos, tiene q ver con las construcciones sociales de tabues, no es q sea malo, sino q lo tenemos adentro como malo...el sistema choto represivo es un bajón...
ResponderEliminarexcelente, movilizante
abrazote
te quiero genia!
Sin duda no me equiboco cunado digo que tus letras transportan ...
ResponderEliminarExcelente, lograste enredarme en la historia de principio a fin y hacer hervir la temperatura de un dia Polar.
Gracias poder dejarte leer !!
@Merluza_
Vertiginoso y atrapante. Da lástima que se termine. lleno de imágenes que se multiplican en insinuaciones. Felicitaciones. Lucre
ResponderEliminarMe encantó la historia Lore. Es un placer leerte. Como vas llevando las situaciones, las explicaciones y a nosotros.
ResponderEliminarGracias!
Creo que lei la descripcion de menage a trois o como tres amigos miraban una pelicula de la infancia que, sin querer, alguno de ellos le grabo encima una porno.
ResponderEliminarDe cualquier manera al no existir nombres propios todo queda librado a la imaginacion.
Excelente Lore. Al menos aca no tengo que buscar un lugar comun para estar de acuerdo o no con vos.
FechoX
Muy bueno. Quiero leer máss...Saludos!
ResponderEliminarIn cre i ble... bella y misteriosa.
ResponderEliminarAbrazo de princesa =)